martes, 8 de abril de 2008

El perfil de Sandra Rebollo, la florista

Su propio rostro es una combinación de colores bien formulada. Y es que va perfectamente conjugado su peinado con complementos como los pendientes o las gafas. Siendo una persona coqueta deja entrever una pincelada de vulgaridad en su propio estilo. Sus ojos, de un color marrón claro, desprenden alegría y honestidad, por partes iguales. Y es que siendo, como es -la florista más divertida del centro vendrellense-; ella reposa sus hermosas curvas en la puerta de la tienda y desde allí, vende con alegría su mercancía.
Todo y su juventud, pocas veces veras a alguien que como Sandra Rebollo, se levante cada mañana para dar el callo en su propio negocio. Su rostro se transforma; si en momentos de faena le exigen más de lo que se necesita. Esas cejas, espesas pero bien definidas, se convierten en un unícejo que a diferencia de otros no abusa de los pliegues de piel para dibujarse. Y es que su piel facial, tersa y cuidada, es delatora de sus intimidades con alguna que otra erupción descarada en su cara. Aunque ella las exhibe con dignidad, expresión de una humilde sensación, que la convierte en una persona sencilla.
Esta currante prefiere invertir su dinero en su estética, y mantener una imagen brillante. Sus mofletes reflejan, sus costumbres de buena zampa bollos. Aunque su media sonrisa perfectamente blanca, nos muestra la inseguridad que su físico le evoca. Tiene la costumbre de mordisquearse su labio superior habitualmente pubescente. Aunque eso no la hace ni menos madura, ni menos femenina. Gruesos labios bien definidos con frecuencia inflamados y rasgados, usos de chismosa que no intenta ocultar.
Sus antecedentes andaluces le son visibles en todos los ámbitos, desde el qué vestir, hasta los “meneitos” de cabeza que en ocasiones “ritmea” al hablar. Aunque sus errores lingüísticos son aceptados con cariño por los que la rodean. Nunca duda a taparse la boca cuando lo que dice, incluso a ella, le suena mal. Su piel, más bien oscura, le da el tono sureño que toda española desea; junto a su cara de niña entrañable que esconde sus 25 primaveras. Sus modelitos suelen ser luminosos y con colores muy vivos, manteniendo siempre una combinación alegre, aunque para nada hortera.
En su trabajo suele usar ropa deportiva, pero no es difícil verla maquillada estrambóticamente con purpurinas, mientras va calzada con bambas. Vestida con ropa ajustada nos permite ver la falta de deporte que hay en sus costumbres. Aunque para nada luce una fisonomía deteriorada, o poco atractiva. Nariz ancha pero bien puntiaguda, que deja entrever el olfato infalible del cual dota. Dispuesta siempre a criticar, los cuatro pelos negros superficiales de la punta, le dan un aire de brujilla inofensiva.
La escasez de pecas en su rostro, parece fruto de una limpieza facial, más que de la propia genética. Cabellera perfectamente rizada de un color rojo vivo, con alguna que otra mecha negra. Orejas pequeñas escondidas alegremente bajo los rizos acorde con la combinación risueña de su cara. La abundancia de pendientes aumenta sus orificios auditivos, mejorando así, su capacidad receptora de las conversaciones ajenas. Su expresividad facial fácilmente transmite los pensamientos que por su cabeza pasan, convirtiéndola así en una persona afable y sincera.

1 comentario:

Què t'anava a dir dijo...

Moy buena descripcio. M'ha agradat. Molt bé per ampliar el teu repertori. HO fas molt bé. Lo teu és la literatura.